Por esa razón trato de definir lo que siento, es como amargo de cerebro, o más bien como triste de decepción, pero aún no quedo conforme, es otra cosa, es como ese estar desahuciado sin remedio y sin haber tenido enfermedad, es como vivir en el mundo de los muertos y de una vez morir. Pero si me detengo a observarle desde otro punto de vista es un productivo ocio de invierno que carcome mis ideas y derrumba mi vida hasta el punto en que tengo que construir una identica a la del vecino, y a la del vecino de este. Es raro dedicarte a no pensar, dejar que todo fluya en un mundo de crítica y de voces mudas, es triste estar feliz, porque nadie la felicidad codicia, es humillante sonreir porque nadie te sonrie, y quien lo hace, se pregunta; ¿Quién es este tipo que me sonrió?.
RARO