lunes, 30 de julio de 2007

RARO

Por esa razón trato de definir lo que siento, es como amargo de cerebro, o más bien como triste de decepción, pero aún no quedo conforme, es otra cosa, es como ese estar desahuciado sin remedio y sin haber tenido enfermedad, es como vivir en el mundo de los muertos y de una vez morir. Pero si me detengo a observarle desde otro punto de vista es un productivo ocio de invierno que carcome mis ideas y derrumba mi vida hasta el punto en que tengo que construir una identica a la del vecino, y a la del vecino de este. Es raro dedicarte a no pensar, dejar que todo fluya en un mundo de crítica y de voces mudas, es triste estar feliz, porque nadie la felicidad codicia, es humillante sonreir porque nadie te sonrie, y quien lo hace, se pregunta; ¿Quién es este tipo que me sonrió?.
RARO

miércoles, 25 de julio de 2007

¿Qué idiota se dedica a ver el reflejo de las ventanas en la micro?


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

martes, 24 de julio de 2007

Cosas Invisibles

Sabes - dije algún día con alguien dirigiendo la mirada hacia una esquina de la plaza de armas en donde me he parado unos cuantos cientos de veces - Habiendo estado parado mil veces aquí nunca había visto esas gigantes letras que dicen "HOTEL RITZ".

sábado, 21 de julio de 2007

Un Sueño del Invierno

En este momento estoy relajado, tengo las manos frías, ya es la noche y camino por un oscuro callejón entre unos departamentos de ladrillo. Los grandes muros entre los que me encuentro tienen rallas, al parecer hechas con pintura en aerosol que marcan flechas hacia cierta dirección, me pregunto que querrán decir, las ignoro y sigo caminando, casi por llegar a mi destino veo una pequeña flecha grabada en el suelo de la misma forma que las anteriores, me paralizo durante cinco eternos segundos y decido seguirla, avanzo calle tras calles en la dirección de la flecha, esta ya se desvaneció por completo. Al fin, llego a una calle bloqueada por una cama en la que se encontraba una joven mujer de ojos y tez clara, más hermosa que la misma reina del cielo. Esta se levanta y me mira fijo, me dice que jamás podrá amarme y que moriría por verme sufrir, da dos pasos hacia mí, acerca lentamente su rostro hacia el mío, yo imito el movimiento, toca sus labios con los míos sin cerrar sus inquietantes ojos, entonces me retracto, doy la vuelta y vuelvo a mi triste destino inicial en donde me espera, junto a mi persona, mi sombra.