Un día me alejé y nació mi hijo de carbón que crió una esperanza de amor, murió sin siquiera conocerla. Cuando dejé mi casa intenté volver a mí y no pude. Corrí bajo la lluvia y me mojé hasta los huesos, pero junto al agüita mojada entro una especie de turbulencia que arranca de mis labios unas cosas raras, escasas y muy profundas.
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