jueves, 24 de enero de 2008

Un memo


De pronto giro mi cabeza hacia mi cerebro y me encuentro mirando hacia el interruptor de la luz, pensando en esas nueve horas de viaje, aquellas horas eternas que llegarán a su fin. Quizá lo hagan conmigo, dejándome atrapado en ese instante de tiempo que nunca se volverá a vivir.

Definitivamente lo mío no es lo melodramático - pienso y sonrío -. Nuevamente me doy cuenta de que el interruptor no es una casualidad. Es un memo que ha dejado su amor estampado y al que cada mañana doy un beso como si fuera el amor de mi vida. Casi sin darme cuenta y con mi mirada perdida en ese memo comienzo mi travesía hacia el punto más alto de mi vida.

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